Hoy amigos, cómo decirles?
se ha ido mi poeta.
Gaviota enamorada
ha volado hacia el sol.
Hoy amigos, el mar
se ha vuelto calmo.
El poeta, mi padre,
murió…
Merlizabeth
Quiero recostar mi cuerpo
en lecho de hierbas frescas
de cara mirando al cielo
la espalda sobre la hierba.
Entornar mis ojos quiero
y agudizar mis sentidos
para escuchar los gorjeos
de pájaros en sus nidos.
Y envuelto en una fragancia
de azahares y de pinos
quiero liberar mi alma
y así quedarme dormido.
Quizás en alas del sueño
pueda surcar los espacios
y despertar a tu lado
para tomarte en mis brazos.
Quisiera ser el agua, del lago en que te miras,
y poder contemplarte, cuando estés en mi orilla.
Quisiera ser tu amado cuaderno de poesías,
que apretado a tu pecho, proteges y acaricias.
Quisiera ser la almohada, sobre la cual tu sueñas,
derramando en cascada tu hermosa cabellera.
Quisiera ser la rosa que entre tus manos, trémula,
se desmaya de amores, sin que tú te des cuenta.
Quisiera ser el aire que te mantiene viva,
y ése cálido abrazo, de un sol de primavera.
Y ser también la causa por la cual tú suspiras,
porque te estoy amando, aunque tú no lo sepas.
Alejandro Sierra Mendieta
Desde que te quiero, me ha cambiado todo,
desde que te quiero, me quedé sin alas
y me hice esclavo tuyo,
desde que te quiero, he vuelto a ser futuro y horizonte
y he vuelto a ser deseo y luna de tus noches;
y he vuelto a ser volcán y gaviota
y he vuelto a ser celoso de la gente
y he vuelto a ser de nuevo la sombra de tu sombra
y quiero ser poema y beso de tu boca.
Desde que te quiero, olvidé mi nombre
y me hice todo tuyo,
desde que te quiero, renació mi vida,
desde que te quiero, he vuelto del silencio a la palabra
y he sido primavera y nieve en tu montaña,
y he vuelto de la noche a la mañana,
y he cambiado mi sueño por el tuyo,
y he vuelto a ser guitarra y he vuelto a ser velero,
y he cambiado mi rumbo desde que yo,
te quiero.
Alejandro Sierra Mendieta
Sobre la lápida de mi pasado,
deposité un ramo de rosas amarillas,
sepulté mi ayer y sufrí el duelo,
porque tú me devolviste, la sonrisa.
Había jurado no volver a enamorarme
y arrastrar mi luto por las eternidades,
pero entiendo que has venido en mi rescate
y ahora soy tu ferviente devoto, y tú, mi Ángel..
Alejandro Sierra Mendieta
Publicado en Poesias | Etiquetas: rosas amarillas-amor-ángel-sonrisa
Aunque haya entre tú y yo
distancias abismales, debo confesarte,
que me has enamorado,
que eres el único remedio
para todos mis males
y que agradezco al cielo
el haberte encontrado.
Al fin cesó mi búsqueda
de la felicidad, no sé
si fue obra de Dios o del destino,
eres el Ángel que iluminó mi obscuridad
y marcaste un nuevo rumbo en mi camino.
Deseo que tù seas, el mar de mis ensueños,
que el fresco de tus olas, acaricie mi cuerpo.
Navegando tus aguas, quiero ser un velero,
y si en ti naufragara, entregarte mi alma.
Sumèrgeme en tus aguas, Mar de mis amores,
y llèvame contigo, hasta tu horizonte,
donde el sol y la luna, confiesan sus amores,
y donde tù te besas, con el cielo celeste.
Quisiera que tù fueras, mi Mar azul
de aguas claras, dulces y serenas,
para beberte a besos,
y recostar mi cuerpo, sobre tu fina arena.
Mar, quiero ser un delfìn,
jugueteando en tus aguas.
Quiero ser gaviota, albatro, rozarte con mis alas.
Quiero ser luna llena, naciendo en tu horizonte,
y tambièn…ser un sol, miràndome en tus aguas.
Alejandro Sierra Mendieta
Del mar azul a mi llego
una brisa «Marina»,
tan suave y fina
que anidó en mi corazón.
Su aroma me envolvió,
su beso me embriagó,
de mi se apoderó
y le entregué mi amor.
Publicado en Poesias
Me enamorè de la luna,
que nunca podrè alcanzar,
me enamorè de la espuma
y de las olas del mar.
Tambièn del cielo celeste,
y del oro del trigal,
me enamora el campo verde
y tu rostro angelical.
Si no quieres, no me ames,
no tienes obligaciòn,
yo igual te estarè llevando
dentro de mi corazòn.
Tambièn puedes ignorarme,
si tienes buena razòn,
aunque dejes de mirarme,
yo serè tu admirador.
Hay un tibio sol,que alumbra mi existir,
tambièn un ancho mar color azul,
por donde navego noche y dìa sin
encontrar el puerto en que estàs tù.
Y cuando retorno hacia la espuma gris,
de la extensa playa junto al mar,
sobre las arenas te descubro al fin,
pero es un espejismo y un soñar.
Abandono mi cuerpo sobre la hierba fresca,
del parque que me arrulla en su solaz,
y al liberar mi alma que se eleva,
invento que te encuentro, y tù no estàs.