Aunque haya entre tú y yo
distancias abismales, debo confesarte,
que me has enamorado,
que eres el único remedio
para todos mis males
y que agradezco al cielo
el haberte encontrado.
Al fin cesó mi búsqueda
de la felicidad, no sé
si fue obra de Dios o del destino,
eres el Ángel que iluminó mi obscuridad
y marcaste un nuevo rumbo en mi camino.
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